Angeles

Los ángeles son criaturas muy poderosas que creen estar haciendo el bien, pero no por ello tienen que ser buenos. Son los guerreros de Dios y siguen las órdenes del mando superior celestial, los arcángeles. Los ángeles ya no se crean. Han estado ahí desde siempre, pues Dios les creó antes de crear a la humanidad y, debido a su desaparición, hace mucho tiempo que ha dejado de crear nuevos ángeles. En su forma real, son muy grandes, luminosos y terroríficos, y poseen una voz estridente y abrumadora, capaz de romper cristales. Es por ello que deben usar un recipiente humano que haya aceptado serlo voluntariamente para poder interactuar con las personas. También pueden comunicarse con los vivos a través de los sueños. Su poder existe en forma de gracia. Está conectada a su auténtica forma y, de perderla, se convierten en simples humanos.


Arcángeles

Es un grupo compuesto únicamente por cuatro entes: Miguel, Gabriel, Rafael y Lucifer (aunque este último cayó). Aunque se supone que todos tienen los mismos poderes, el líder de los arcángeles (y, por tanto, también de todos los ángeles en general) es Miguel, el primero en ser creado, considerado la mano derecha de Dios y el capitán de todo su ejército celestial. En general, los arcángeles no se mezclan nunca con humanos ni bajan a la Tierra a no ser que tengan un muy buen motivo, pues para eso ya tienen a sus lugartenientes. Tampoco se enamoran ni empatizan con nadie, son seres fríos y bastante soberbios a los que sólo les importan sus fines y lo que ellos consideran "el bien para la mayoría". El único arcángel que puede salirse un poco de esta definición es Gabriel, que ha sido considerado desde siempre el arcángel más humano desde que abandonó el Cielo. Hagan lo que hagan, no pueden caer si no los expulsa el propio Dios, como en su día hizo con Lucifer, ya que, durante su ausencia, son ellos los que mandan.

Serafines

El segundo grupo de ángeles creados por Dios. No son muchos y suelen ocuparse de cuestiones algo más específicas que los ángeles rasos, como Azrael, el Ángel de la Muerte, o Metatrón, el guardían de la Palabra. Su carácter puede ser duro, pero también algo más benévolo que el de los arcángeles. Un ángel puede ascender a serafín, pero sólo si lleva a cabo una gran acción que lo merezca a los ojos de Dios, que es el único que puede llevar a cabo el ascenso. Sólo Castiel logró en su día esa proeza, tras ayudar a evitar el Apocalipsis.

Ángeles

Los ángeles también fueron creados por Dios en el principio de los tiempos, aunque algo después de los arcángeles y serafines. Este grupo permite personajes de la serie, de la angelogía e inventados. Se puede ser un ángel más o menos fuerte, poderoso e importante dependiendo de sus logros, pero evidentemente nunca podrá llegar a ser un arcángel ni a igualarlos en poder, y sólo podrá convertirse en serafín llevando a cabo una gran proeza a los ojos de Dios. Todos los ángeles están bajo las órdenes de los arcángeles, especialmente de Miguel, aunque por medio hay muchas otras jerarquías. Según su función, suelen dividirse en:

Custodios: Su función es la de proteger y vigilar cosas importantes para los ángeles, como pueden ser armas bíblicas, las Tablas de Metatrón o a los profetas, videntes u otros seres humanos que tengan alguna relevancia para ellos. Los de más alto rango no suelen salir del Cielo, lo que hace que su carácter sea el estándar en un ángel: frío y casi sin sentimientos. Sus subordinados, en cambio, acostumbran a mezclarse más entre los humanos y a pasar más tiempo en la Tierra para recolectar y proteger aquello que se les ha encomendado, lo que puede hacerles más propensos a humanizarse y mostrar una personalidad un poco más agradable y cercana. No son expertos en combate, puesto que no han sido especialmente entrenados para ello, pero saben pelear si es necesario. La actual líder de este grupo es Naomi, y uno de sus subordinados más conocidos es Samandriel.

Soldados: Este es el grupo más numeroso de ángeles. Como es obvio, su principal función es la de luchar contra los demonios y evitar que éstos logren llevar a cabo sus planes. Por este motivo son los que más vienen a la Tierra y usan recipientes humanos. A pesar de ello, su personalidad es fría y sistemática, ya que su única función es la de luchar y obedecer órdenes directas de Miguel o de alguna cadena de mando que lleve hasta él. Castiel, Anna y Balthazar son algunos ejemplos de ángeles que son o fueron en algún momento soldados.

Caídos

Aunque no es algo que pase con frecuencia, los ángeles pueden caer. Para ello, un ángel ha debido desobedecer una orden superior, ya sea de Dios o de Miguel (a día de hoy es difícil saber qué órdenes son de uno y cuáles del otro). Los motivos más frecuentes son la rebelión (bien porque desee un puesto de poder, bien porque no esté de acuerdo con alguna orden y la desobedezca), empatizar demasiado con un ser humano, mantener relaciones carnales, aliarse o hacer tratos con demonios o seres considerados como malignos. El hecho de que un ángel se convierta en caído no hace que pierda sus poderes. Esto ocurre sólo si el ángel en cuestión pierde o le es arrebatada su gracia, en cuyo caso pasaría a ser un humano normal y corriente. Puede darse el raro caso de que, a pesar de ser humanos, sigan oyendo las voces de los ángeles y puedan distinguir a los demonios, como en su día le sucedió a Anna. Ser caído no implica ser malo o bueno, como los ángeles no tienen por qué ser malos o buenos, ya que sus motivos para rebelarse pueden ser muy distintos. Puede haber caídos como Castiel y Anna por un lado, o como Lucifer y Araziel por otro.